El pensamiento es un bien de la humanidad. No tiene precio.”, dijo el marqués de Condocert un buen día del siglo XVIII.
“El trabajo del artista y del escritor debe ser remunerado.” dijo también Diderot por esa época.
“Hace tres años que no soy directivo de la SGAE.” afirmó contundente Ramoncín el otro día en el programa del Follonero.
Esto nos hace pensar en varias cosas que están al orden del día: la ley de doña Sinde, los derechos de autor, y cuál es la siniestra razón que explique porque Ramoncín nunca envejece. Aunque las dos primeras declaraciones tengan más de doscientos años de antigüedad, hoy pueden estar a la orden del día gracias a la coyuntura que ofrece internet: vivimos en una sociedad integrada totalmente en el mundo digital, una sociedad avanzada, tanto, que utiliza la red y las posibilidades que ofrece al usuario para hacer un chiste de los sesgos marginales que forman nuestro país. Así, en medio de un ambiente donde Megavideo y Seriesyonkis ocupan un privilegiado lugar en la carpeta de “Favoritos” de miles de ordenadores, el eterno debate es: ¿Copyrigth o Copyleft?
Cuando vi estas frases en clase, pensé que, aunque tenía ciertos toques demagógicos, estaba totalmente de acuerdo con la primera. Luego me dije a mi misma que también es cierto que, cuando algún día, si Messi quiere, me haya convertido en una periodista y escriba para algún diario cualquiera, digamos The Times, querré que me paguen por lo que hago, ya que de pensamientos no se come. Así que me pregunté si había alguna manera de combinar ambas frases. Y había tantas maneras de hacerlo que me sorprendió el resultado.
El debate sobre los derechos se ha espectacularizado tanto que ahora sólo es un batiburrilllo de peluquerías con radios, reyes del pollo frito, ministras de cultura que afirman que les cae bien la Esteban, y bodas, bautizos y comuniones. Hemos dejado de lado el verdadero debate que originó todo este lío: el estudio del porcentaje que se lleva el autor y los beneficios que acapara la distribuidora. Y en medio de esto, doña Sinde, haciendo gala del socialismo que muestra su partido, promueva la polémica ley de descargas y cierre de webs. ¡Viva la libre circulación de conocimientos! Y yo entiendo que el gobierno de izquierdas esté preocupado porque la gente tenga libertades y quiera restringirlas para recordar que están allá, pero también me pregunto: ¿El problema está en la gente, o se queda por el camino? Por ejemplo: me considero una cinéfila (en el sentido estricto de la palabra. Amo el cine, cosa que no me convierte en una experta, estoy en fase de aprender). En cuanto tengo un poco dinero, me voy al Fnac y me compro todos los DVDs que puedo, porque me gustaría tener una enorme colección de películas en un futuro. Pero claro, mi dinero no es mucho, y la gran mayoría de películas me las bajo o las veo en Streaming. También me encantaría ver todas esas películas en el cine, con esa pedazo de pantalla, pero eso es un lujo que yo, como estudiante, no me puedo permitir. Y es una lástima, porque si el cine costase 2€, iría unas dos veces semanales y sería feliz haciendo lo que más me gusta en formato de lujo.
El trabajo del artista debe estar remunerado, claro que sí, pero, ¿Cuánto? Y lo que es más importante, ¿El hecho de que el artista pueda vivir de su trabajo y que el público lo pueda disfrutar, sea el cual sea el método que utilice para llegar a él, son incompatibles? Yo creo que no.
En fin, y poco más. Estaba escribiendo súper concentrada y se me habían ocurrido unas cuantas cosas más que decir, pero me han llamado al teléfono y he perdido el hilo. Así que para acabar, dejaré que un experto en temas hable por mi. Sí, eso será lo mejor.
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