domingo, 25 de abril de 2010

arquetipo: Sant Cugat y los pijos

Pijos y Sant Cugat, Sant Cugat y pijos: una historia de amor. Yo, honorable residente de Sant Cugat, no considero que mi familia sea pija. Quiero decir, no tenemos ni casa en la playa ni en el Pirineo, mis padres te cortan el grifo del dinero si consigues un trabajo (y si no lo tienes te presionan sobremanera para que lo consigas), y nunca nos compran lo que ellos consideran caprichos superfluos: llevo más de año y medio con carnet y no he conseguido un coche porque no tengo dinero propio para pagármelo. Nunca he estado en América, ni en Asia. Soy una persona normal y corriente, no estoy por encima de nadie.

Nací en Barcelona un bonito día de finales de 1989. Mis primeros días transcurrieron en el hospital, pero pronto me mudé a la casa familiar, al otro lado de la serralada de Collserola, en un pequeño distrito de un pequeño pueblo que cada vez se hacía más grande: La Floresta. Sant Cugat. Toda mi vida he vivido en la Floresta, aunque fui a un colegio de Barcelona. En primaria, al principio del ciclo, yo era la única de la clase que vivía en Sant Cugat, y aunque conforme los años fueron pasando un pequeño número de compañeros de clase se mudaron a mi pueblo (pasamos de una a cuatro personas), me sorprendió mucho cuando, hace un mes, el niño barcelonés al que le daba clases, alumno de un colegio concertado de Pedralbes, me dijo que quería irse a vivir a Sant Cugat porque “todos los guays del cole viven allí”. Sant Cugat es muy bonito:  calles perfectas, arbolitos cuidadosamente plantados perfectos, coches de gama alta perfectos, familias del Opus Dei perfectas con sus múltiples hijos rubios perfectos, colegios elitistas con uniformes perfectos etc etc. Es cierto, no nos vamos a engañar: Sant Cugat está lleno de pijos, tiene negocios pijos y dinero, pero, ¿Todos los santcugatencs somos así? ¿O hay un numero relativamente notable de personas que no coincidimos con este pensamiento totalmente extendido?

Sant Cugat es, también, una enorme ciudad dormitorio, o ciudad-decorado, como la llamo yo: es muy bonita vista desde enfrente pero no tiene nada de interesante, y oculta un fondo poco atractivo. Muy poca gente que viva en Sant Cugat trabaja allí, todos van a Barcelona, Terrassa o Sabadell. Es una clara realidad que ilustraré con un hecho: cuando estudié para el examen oral del First, los profesores de mi academia nos recomendaron que, a la pregunta “where are you from?”, contestásemos: “I'm from Sant Cugat, a commute town near Barcelona”, dejando así claro qué tipo de pueblo era el nuestro.

-monasterio de Sant Cugat, joya histórica de nuestro pueblo, tiene más de mil años, eh, cuidao!-


Y está claro quienes son los principales atraídos por el bonito decorado santcugatenc: los pijos barceloneses que se han cansado del bullicio y de los coches y que prefieren vivir en un pueblo tan cercano a la gran ciudad que permite aprovechar lo mejor de ambos asentamientos. Esos son los santcugatencs arquetípicos, los que llevan viviendo aquí sólo unos años, y, paradójicamente (o no tanto, si pensamos que mueven mucho dinero) los nuevos vecinos son los que dan la imagen tópica de Sant Cugat hacia el resto de los alrededores. Los pijos llegados hace poco son un verdadero símbolo local, y van desde don Joan Laporta hasta nuestro honorable alcalde, que se mudó de Barcelona a Sant Cugat unos meses antes de empezar su mandato. Los pijos santcugatencs son el prototipo, pero, entonces, ¿Qué pasaba en Sant Cugat antes de los noventa, cuando los pijillos no habían tomado el pueblo en búsqueda de una vida más tranquila? ¿Era una ciudad fantasma? No. Era un pueblo relativamente humilde, con huertos y con gente de clase media. Como mi familia. O mis amigos, gente que, como yo, lleva viviendo en Sant Cugat desde que nació, no tienen casa en la Cerdanya donde poder irse a esquiar, ni coche, van a universidades públicas y (sobretodo) NO votan a CiU.

Con esto no quiero decir que los de toda la vida seamos más santcugatencs que el resto. Respeto a los adinerados llegados hace unos años, gracias a ellos Sant Cugat es un bonito escaparate que da gusto mirar desde le ferrocarril en las mañanas soleadas, pero me molesta un poco que sólo se relacione mi pueblo con ellos. En Sant Cugat no hay sólo pijos conservadores, hay gente mediocre como yo, que han sido testigos de como se destrozaban huertos y se talaban árboles para construir adosadas.

3 comentarios:

  1. ya somos dos. Yo nací en Sant Cugat, y aún vivo en Valldoreix, unos 26 años. Valldoreix ha crecido tanto también, que cuando dices: vivo en Valldoreix, se piensan que eres multimillonaria...cuando mi casa, construida hace 27-28 años, lo unico que tiene que envidiar a las megacasas de gente rica, esque mantiene su espíritu de pueblo ;) lo que era antes, de que superpoblara esta población...!
    Suerte que la gente de toda la vida de aquí, aún puede disfrutar de sus rincones peculiares...

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  2. …yo allá por el 66 también nací en Sant Cugat, en Sant Cugat, no en Terrassa en una fría sala de hospital, como nacieron muchos de mis amigos,me llamo Antonio y hace aproximadamente cuatro años y debido a un cúmulo de cosas estoy viviendo y trabajando en Extremadura, cuando vine para acá SALT Cugat tenia alrededor de 70.000 habitantes, ahora tendrá muchos más, pero yo vivo en un pueblo de 1.400 habitantes, estamos muy tranquilos, pero me he dado cuenta que mi pueblo es mi pueblo, y ya he tenido alguna que otra discusión con algún extremeño, por el cariño que nos tienen a los catalanes, en fin que quiero a mi pueblo, Sant Cugat, y cada vez que pueda iré para allá, petons per totom, y bona sort amb la teva carrera. Adeu…

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  3. Tras una compleja preñez y posterior concienzudo alumbramiento, mi imaginación deletreada brotó a la luz.
    PASQUINEL DIXIT.

    "Envidiar no es malo si solo sirve de chispa con la que activar el motor recaudatorio que casi todos, menos el casi, llevamos dentro. Yo nací en una cuna de oro, ni repudio haberlo hecho así ni me disculpo por ello." Fede.

    https://www.editorialecu.com/producto/neurosis-y-ansiedad-y-viceversa/


    ¡¡¡AMÉN GAMBERROOOO!!!

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