domingo, 28 de marzo de 2010

el ángel devastado

Annemarie no sólo fue fotógrafa, también fue escritora, periodista y historiadora (materia en la que se doctoró). Aunque lo que más destaque de la vida de Annemarie no sea su obra, sino su personalidad, que marcó una vida donde los escarceos amorosos y los dramas trágicos eran los protagonistas, y su mirada triste y su aspecto andrógino, que han permanecido eternamente jóvenes.

Procedente de la aristocracia suiza, tuvo que aprender enseguida a esconder sus tendencias homosexuales en un ambiente donde lo único que importaba eran las apariencias, hecho que marcó su cerrada personalidad. Fue amiga íntima de Klaus y Erika Mann, hijos del filósofo Thomas Mann, aunque su relación se enfrió debido a la actitud distante de Annemarie en lo referente al nazismo durante su auge, en contraposición a la lucha encarnizada contra el movimiento que llevaron a cabo los hermanos Mann.



Schwarzenbach dedicó su corta vida a los viajes y las nuevas experiencias, momentos que aprovechó para llevar a cabo obras literarias, trabajar como periodista y hacer fotografías. En realidad era una niña rica con espíritu aventurero. Dicho así parece que tuviese una vida fácil, feliz y tranquila, pero entre tanta luz se ocultaban tinieblas: las de su adicción a la morfina a lo largo de toda su vida, cosa que no hizo más que mermar su, ya delicada de por sí, salud mental.

Viajó a Persia, al Congo Belga, a Moscú, donde se desengañó de la vida soviética, que había idealizado, a Escandinavia, y a Afganistán entre otros. Se casó en Teherán con un embajador egipcio con tendencias homosexuales.  En Estados Unidos llevó a cabo una serie de reportajes fotográficos sobre las ciudades industriales para algunas publicaciones europeas. En ese mismo país estuvo ingresada en varios psiquiátricos hasta que la echaron del país al declararla insana. Estas anotaciones sueltas son algunos pequeños detalles de como fue su vida: un batiburrillo de experiencias, algunas desconcertantes, otras intelectualmente ricas.










-Annemarie con Erika Mann-

Thomas Mann le llamaba el ángel devastado, por su aspecto entristecido y alicaído. Ese ángel dedicó su vida a los viajes y a las drogas, ya que ambos le ayudaban a huir de la realidad a la que estaba condenada a vivir, a esa “enfermedad de Europa”, como ella misma llamaba al estilo de vida occidental y europeo, que había sido el principio de su vida. Sin embargo, nadie puede huir totalmente,  por mucho que quiera, y el abuso de  morfina llevó a Schwarzenbach a la inestabilidad mental.

Desde un  principio se sabría que su final estaba próximo, que su muerte sería joven. Efectivamente, a los 34 años, dando una vuelta en bicicleta, Annemarie se cayó y se golpeó fuertemente la cabeza. Murió al cabo de unas semanas en el hospital. Su madre, mujer estricta que siempre había preferido que su hija fuese de otra manera, quemó entonces parte de su obra artística. La que queda es el resultado de un alma desquiciada que lo tuvo todo y se construyó su propia desgracia, cavándose su propia tumba: un fiel reflejo de la Europa de los años 30.


martes, 23 de marzo de 2010

Persépolis

Marjane Satrapi ha tenido una vida de esas que no merecen el silencio. Nació en Iran, descendiente de la dinastia Kayar, que reinó en Persia durante casi 150 años, hasta que su último emperador (el bisabuelo de Satrapi) fue depuesto por Riza Pahlavi en 1925. Riza Pahlavi sería el futuro padre del Sha, famoso por occidentalizar Irán, de manera quizás exagerada, haciendo cosas como prohibir el velo en un país de tradición islámica, diciéndole así al pueblo lo que tenía que hacer. Esta y otras políticas, como hipotecar al país confiando en el petróleo, dieron pie a la revolución popular de finales de los setenta, y el Ayatolá Jomeini subió al poder deponiendo así al Sha y haciendo que el país reculase en libertades y derechos individuales.

Joimeini subió al poder en 1979, 10 años después de que Marjane Satrapi llegara al mundo.Por eso, cuando Satrapi contaba con apenas catorce años, sus padres, acérrimos defensores de la cultura occidental, decidieron mandarla a estudiar al Liceo Francés de Viena. Aunque. Allí Marjane vive hasta los 18 años una juventud virulenta marcada por su personalidad rebelde y perdida, que se fraguó sobretodo por la sensación constante que experimentaba de sentirse extranjera. Su descenso a la oscuridad llegó a tal en Viena que acabó viviendo en la mendicidad y a punto de morir.

Pero sus padres llegaron justo a tiempo para rescatarla, y poco después de cumplir la mayoría de edad volvió a su país natal. La historia no acaba así, sería un final artifical, demasiado simple y feliz. Una vez de vuelta a Irán, Marjane se encuentra con un mundo totalmente retraído, con una sociedad con grandes tabúes y con unas normas claras sobre sexualidad. Sus antiguas amigas la miran con desprecio por comportarse como una occidental: se siente evidentemente incómoda por la obligación del velo y con una vida sexual activa. A Satrapi entonces se le caen los pocos pilares ideológicos que le podían quedar: ya no era de oriente ni de occidente, en ambos mundos era vista como una extraña. En un universo en el que sólo existe el amigo o el enemigo, sólo hay blanco o negro, ¿Qué hacer si eres gris? ¿Qué pasa si estás entre dos mundos?

Estas son las preguntas que se plantea la autora en su cómic Persépolis, una obra de cuatro tomos sobre la agonía existencial de alguien que vive más allá de los límites impuestos, de alguien que no se puede etiquetar con una ideología o estilo de vida concreto. Aparte de transmitirte esa incertidumbre, esa impotencia que siente la autora al sentirse constatemente observada por los demás, Persépolis te enseña la historia más reciente de uno de los países más interesantes que existen.

No puedo analizar Persépolis, necesito saber de ilustración para hacerlo y carezco de dichos conocimientos. Pero creo que ese cómic es nada más y nada menos que la historia que lleva detrás, la de su autora, una mujer cuyas experiencias no deben pasar inadvertida para nadie, ni en este lado del planeta ni en el otro.















-Persépolis se adaptó al cine en 2007 por Vicent Paronnaud-

domingo, 14 de marzo de 2010

¿El artista debe ser un enfermo mental?

El siglo XX nos trajo consigo grandes dictadores, grandes genocidas y, porqué no, grandes artistas. Algunos han estado siempre asociados a la imagen de loco genial y algo cool, como nuestro querido Salvador Dalí o bien Andy Warhol, del artista depresivo, triste y callado, como es el caso de Edward Munch o Annemarie Schwarzenbach, (algún día hablaré más profundamente sobre ella, una persona que me fascina), o bien uno de los ejemplos más actuales: el niño rico aficionado al formol Damien Hirst.

Son unos de los pocos ejemplos de artistas que podemos considerar fuera de lo común, personas que se saltan las normas sociales y que imponen sus propios estilos de vida de forma tan inverosímil que hacen que nos cuestionemos incluso su estado mental. Su relativa o total demencia es bastante palpable. Las drogas, el dinero y unas inquietudes artísticas que hacen que el sujeto sienta las pasiones más que el resto de humanos suelen ser las causantes de dichos resultados.

¿Es el artista un enfermo mental? La pregunta se puede plantear al revés, o puede dar pie a una nueva pregunta: ¿Qué entendemos por enfermo mental? ¿Quién decide donde está el delgado límite que separa la locura y la cordura?

Para mí, no todos los artistas están locos. Por algún extraño mecanismo, del que quizá tiene la culpa Disney, siempre he asociado locura con diversión, y la diversión es una forma deliciosa de felicidad y de despreocupación por la realidad y por los demás. Algunos artistas se ajustan a este modelo, otros no me inspiran nada, ni siquiera pienso que sean felices. No diré nombres debido al gran número de visitas que recibo y el poder de presión que ejerce mi blog sobre la sociedad occidental, si lo hiciese podría desestabilizar el mundo que conocemos. Debo ser discreta. Otros artistas, simplemente son geniales, divertidos y felices sin estar locos, al menos para mí. Y esta vez si que diré nombres: Juanjo Saez es un buen ejemplo para mi última referencia.

Así que no. No todos los artistas son locos, no todos los locos son artistas. Sin embargo, locos hay en todas partes, incluso en las mejores familias, y quizás la demencia de los artistas destaca más, porque ellos mismos, todo lo que hacen o dicen, destaca más que lo que hagan o digan el resto de la sociedad. Porque eso es ser artista: destacarte, que se te vea y se te oiga por encima del vulgo gracias a tu genialidad.

Una cosa es cierta: hay distintos grados de locura, no me voy a explayar más en esto, porque no tengo ni idea de psicología, así que no voy a correr el riesgo de hablar de lo que no sé, pero todo el mundo sabe que la enfermedad mental, como toda enfermedad, presenta distintos niveles. Hay locos violentos, locos simpáticos, locos inquietantes, y locos geniales. Los artistas locos entran dentro del grupo de locos pragmáticos: aprovechan su tara para hacer algo creativo y puede que así crear un regalo para la humanidad.

Así que hay que estar agradecidos a esos artistas locos, que en vez de dedicarse a clavar hachas en puertas, hacer agujeros y sacar la cabeza mientras su mujer grita (porqué será que siempre que pienso en un demente me viene la imagen de Jack Nicholson en algunas de sus películas más terroríficas?), se dedican a meter vacas en formol, escribir novelas y hacer fotos o pintar cuadros.


-'La única diferencia entre un loco y yo, es que el loco cree que no lo esta, mientras que yo se que lo estoy'. Dalí.

jueves, 4 de marzo de 2010

Toda una obra de arte



Esta obra se divide en tres partes:

El producto en sí ya es magnífico: la taza, ese gran invento que consigue que no nos quememos las manos cuando nos tomamos las infusiones. La taza es algo genial: todo lo que contiene tiene buen sabor, goza de un instinto que protege a quienes la agarran gracias a su omnipotente asa y además puede servir para plasmar las inquietudes artísticas de cualquiera. La taza es, sin duda, el mejor elemento que se puede encontrar en una cocina, casi mejor que la propia comida, aunque la haya cocinado tu abuela.

A continuación, destaca la temática del dibujo, su forma: representa Help! El quinto disco de Los Beatles, que contiene canciones tan famosas como Yesterday. Aunque representa la portada del álbum, quizás la taza también nos quiere recordar que existe una película homónima que salió en el mismo año que el disco, en 1965, aunque este último hecho no ha sido aclarado por el autor de la taza. Los Beatles, ¿Qué decir de ellos? Quizás que es el grupo que más discos a vendido en la historia de Estados Unidos, quizás que marcó un antes y un después en la música inglesa, que no hay nadie en edad de razonar que no haya odio hablar de ellos o que, con el 50% de la banda en el cielo, siguen siendo más famosos que Jesús. Y mira que eso es decir mucho. Más que un grupo, son una leyenda. Nuestros padres hablarán de ellos a nuestros hijos, y nosotros contaremos orgullosos a nuestros nietos que nacimos en el siglo XX, el siglo de Los Beatles.

Y por último, el fondo del dibujo: una libre representación de la palabra Help por parte de sus integrantes, que también se puede entender por “an LP by us”, una forma muy original de representar la portada de un disco, que no se le hubiera ocurrido a cualquiera. ¡Y que graciosos están todos vestidos iguales haciendo formas extrañas!

Lo mires por donde lo mires, todo es simbología, ¡Y encima tiene una utilidad práctica! Un producto realmente artístico. No olviden que viene en su envoltorio original, toda una pieza de coleccionista. Aunque hace poco las daban de regalo con la edición dominical de El País, yo creo que en una subasta puede salir su verdadero valor. Le doy un precio de salida de un millón de euros.

¿Quién puja?

miércoles, 3 de marzo de 2010

el apasionante mundo de los banners de seriesyonkis

Últimamente he estado observando uno de los elementos de la página web seriesyonkis.com que conllevan una serie de sorpresas que me divierten y me asombran hasta llegar al punto en que me pregunto qué será lo siguiente. Dichos elementos van cambiando asiduamente, normalmente cada mes. No, no estoy hablando de bromas propias de El club del chiste (por cierto, Martina Klein no se ha dado cuenta todavía de que no tiene gracia?), sino de los anunciantes que se exponen en seriesyonkis, justo después del aviso de los 72 minutos.

La cosa ha ido evolucionando y se ha ido degenerando hasta llegar al clímax máximo, proponiendo soluciones para emociones escondidas y negativas, y los miedos y las vergüenzas humanas más despreciables que todo ser humano esconde. Parece ser que el público objetivo de dichos anuncios sea gente gorda, fea, solitaria, sin vida sexual ni social alguna, que evidentemente morirán solas rodeadas de gatos. Aunque, si clickan en el anuncio, se convertirán en un triunfador al más puro estilo occidental.

Pero no siempre ha sido así. Empecemos por el principio.

Los primeros anuncios te hacían creer que habías ganado un Audi. Intentaban convencerte de que era cierto diciéndote: "no es broma". Curiosa psicología tenían los anunciantes, me recordaba a un fragmente de No pienses en un elefante, de George Lakoff, en el que comentaba que, durante el caso Watergate, Nixon había dicho "no soy un ladrón", evocando esa palabra, y haciendo que la comunidad entera de honrados americanos le viese como un ladrón. Evidentemente, si te dicen que no pienses en un elefante, pensarás en él. Y si te dicen que no es broma, te lo creerás?

Después pasaron a los juegos de inteligencia, un desafío, pero divertido. "Cuantos triángulos hay aqui?" "el 99% de la gente falla". Allí solo entraban los picaos o los capullos que cuando reciben un mail que afirma que el ser humano es incapaz de chuparse el codo, se lo intentan lamer.

Y poco, a poco, empezaron los anuncios desagradables. Primero con el niño con la boca gigante, luego con el perro-humano (que asco me daba esa imagen, por cierto) con sus cachorritos-monstruitos, o con el gatito del tamaño de un pulgar. Imágenes claramente falsas e ínverosímiles, y aun así se atrevían a preguntarte si eran verdaderas o falsas. Así comenzaron los anuncios dedicados a outsiders.

Hasta llegar a la nueva era: ponte cachas, que das asco de lo tirillas que estás; mira, si sigues este truco estarás tan bueno como el de la imagen en sólo una semana; adelgaza 20 kilos en dos días etc etc, comparando un antes y un después casi más falso que la imagen del perro-humano. Dichos anuncios, empeñados en hacer sentir mal a la gente, han llegado a un extremo de agresividad (hace poco vi uno que ponía "sigue esta dieta. obedece").

Hasta ahora, simplemente me distraían. Pero la cosa ha ido a peor, aunque pareciese increíble, y ahora los nuevos anuncios me inspiran una mezcla de diversión y rabia. Básicamente son dos: el de mujeres rusas para matrimonio (nunca vi nada parecido desde el gag de Los Simpson en que Homer, pensando que Marge le va a dejar, busca en el diario un anuncio de "cariñosas esposas coreanas"), y el localizador de pareja, esté donde esté, en cualquier momento.

Dedicados ambos a personas con miedo a morir solas, despreciables y ogros, y a gente con problemas de desequilibrio mental (tanto el suyo como el ajeno que puede provocar) a causa de sus celos extremos.

En fin, aunque debo reconocer que son tas asquerosamente malos que hacen gracia, me está empezando a dar miedo todo esto. ¿Qué será lo proximo? "clika aquí y podrás suicidarte de una vez. OBEDECE"