
Mi primer contacto con Banksy sucedió en verano de 2007, en una librería parisina (que bien queda eso eh!). No hablo de un contacto directo, que más quisiera, poca gente puede tener el lujo de afirmar que ha conocido a uno de los anónimos más famosos de las polis europeas. El caso es que, durante un viaje de turismo a París inspeccioné una moderna librería y allí encontré un libro que mostraba fotos de Bansky junto con frases en inglés. La que más me llamó la atención fue una en que se veía esta foto y con el lema “Conversations don't get any better as you get older”.
Cuando volví a Barcelona, hice mi tarea de búsqueda, y tiré de la única y verdadera Sagrada Biblia: la Wikipedia. Allí me enteré del juego de escondites y misterios en el que participaba el artista -y sí, utilizo esta palabra con total conocimiento de causa- británico, y su figura me impresionó todavía más. Desde entonces, Banksy me apasiona. Y lo hace porque admiro su forma de protestar: sin violencia, sin voz, por lo que sus manifestaciones no caerán en la perdición que posee toda protesta hablada: el grito. Los graffitis de Banksy invitan a la reflexión, hacen que el tonto deje de soltar tonterías y se calle un poco, piense, y quizás se vuelva así más listo. Para mí, los graffitis de Bansky en las distintas ciudades que los acogen son uno de los elementos más bellos ilustrando las paredes. ¿O no preferís esto antes que un anuncio de Coca-Cola?

Podría, y tengo muchísimas ganas, de hablar de los elementos y del lenguaje simbólico de Bansky: el antimilitarismo, los niños, y ese espíritu liberal que muestra jugando con elementos conservadores y convirtiéndolos en algo totalmente progresista, dando como resultado algo bizarro, como esa imagen en que dos bobbies se lian. Pero tengo que contestar a la siguiente pregunta: ¿Los graffitis se pueden considerar arte?
Difícil pregunta de difícil respuesta, tanto que no creo que quepa en una entrada de blog. Yo diría que depende. Depende de lo que consideremos arte y de lo que consideremos graffiti. Si pensamos en el arte desde su punto de vista más clásico, entenderemos que es algo que no puede llegar a las masas. Si entendemos graffiti como una firma para marcar un territorio como si de un perro en su paseo vespertino se tratase, sabremos que eso no es más que un niño rebelde que se ha comprado un spray. Ninguno de estos dos conceptos puede hacer que arte y graffiti vayan de la mano.
Recuerdo cuando iba al cole, los nenes malos de la clase se dedicaron a llenar todo el barrio de Sarrià con las siguientes iniciales: DCA. Eran tres letras rojas, puestas como si fuese una firma, sin ningún dibujo, sin ninguna filigrana y bien pequeñas. Nos dijeron al cabo de un tiempo: “esas siglas significan Decoramos la Ciudad con Arte”. Todavía pienso hoy que el arte en ese caso brillaba por su ausencia y que esos niños sólo buscaban sentirse orgullosos de haber marcado su barrio.
Ahora pienso que quizás esos chavales aspiraban a algo más que poner unas siglas, que de verdad sentían inquietudes artísticas y que estaban aprendiendo a hacer un graffiti de verdad. Veo algunos graffitis cerca de mi casa que me emocionan de lo bien hechos que están. Algunos son de protesta, otros simplemente ilustrativos, pero todos poseen una belleza y un poder que me emocionan. Algunos han sido borrados, pero todavía me acuerdo de ellos. Recuerdo uno que vi en Tenerife, en el cual salía una tele y una frase “atención, peligro, arma de destrucción masiva de cerebros.” Esa imagen me sacó una sonrisa hace ya muchos años, y creo que nunca se me olvidará.
¿Eso no es arte? Claro que lo es! En mi vocabulario personal, si emociona, provoca sensaciones y permanece vivo en la memoria de los que lo ven, un graffiti es arte. Nunca publicarían un libro con las firmas DCA, pero ha salido más de uno con las obras de Banksy, justamente para homenajear el trabajo bien hecho, y la reflexión que conlleva y provoca.
Los graffitis, los que están bien hechos, son arte. Y es un arte especial, una de las pocas formas artísticas dedicadas al pueblo llano, sin el cinismo, esnobismo o prepotencia que existen en las élites artísticas de hoy en día. El graffiti es un arte especial, un arte inviolable, perenne y puro. ¿Porqué? Pues porque no puede salir a subasta.
M'ha encantat l'entrada! q bo aquest graffiti q vas veure a tenerife no?XD!
ResponderEliminari el final està molt encertat!
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